Parece mentira que hayan pasado 30 años. Fue en el 85 cuando un amigo me dejó un par de casetes. Uno, con el enigmático nombre de The Secret Policeman's Concert. Y otro, titulado The Waterboys. Ni recuerdo la cantidad de veces que me puse esas cintas en mi reproductor-grabador Sanyo, de una sola pletina, que todavía conservo y que bien podía vender a un excelente precio como artículo vintage. Y que funciona. De aquella no había obsolescencia programada. Pues tampoco la hay en la buena música. Ni en los buenos músicos. Mike Scott y su banda siguen muy en forma. Sólo con ese talento se puede comprender que se salga indemne de un parón de 7 años, tras retomar el hilo al estilo unamuniano, como si nada. O de Fray Luis de León, para que no se mosqueen los puristas. Su última publicación, Modern Blues, mantienen el listón por todo lo alto. Fieles a su estilo pero aportando en cada tema. Con coherencia. Algo que, como que los electrodomésticos no se estropean porque sí, se echa bastante de menos.
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