Dando un paseo por redes sociales, me he encontrado un vídeo que me ha llamado la atención. Y eso que tampoco es que sea una idea novedosa o revolucionaria. Simplemente, un sexteto francés que está intentando hacerse un hueco en el mundo de la música ha hecho un divertimento para su último vídeo: recrear cuadros famosos de grandes artistas mientras cantan su tema 70 million. Y ahí les ha cabido desde una versión de El grito de Edvard Munch o la Marylin coloreada de Andy Warhol hasta La familia de Felipe IV de Diego Rodríguez de Silva y Velázquez y que todos conocemos como Las meninas de Velázquez. No sé qué música tararearía el pintor sevillano mientras se dedicaba a parir esa obra maestra. Quién sabe si en un momento sintió unos acordes del tema de esta banda gala con ascendencia estadounidense y que se hacen llamar Hold Your Horses! Lo que sí sé es que el vínculo de la cultura nos une, traspasa el espacio y el tiempo para confluir en un gran lago en el que beber o chapotear, disfrutar en definitiva que es de lo que se trata, con toda la profundidad que queramos, sintamos, podamos o nos apetezca. O sin más, jugando, como estos chavales que, por cierto, suenan fenomenal. Y no es precisamente la primera canción que he escuchado de ellos, esta de los cuadros, la que más me ha gustado. Más bien es la que menos. Tal vez porque me he entretenido más con la composiciones pictóricas que con la composición musical. Pero bueno, han conseguido lo que buscaban: encontrarnos.
martes, 31 de marzo de 2015
domingo, 29 de marzo de 2015
Los eternos chicos del agua
Parece mentira que hayan pasado 30 años. Fue en el 85 cuando un amigo me dejó un par de casetes. Uno, con el enigmático nombre de The Secret Policeman's Concert. Y otro, titulado The Waterboys. Ni recuerdo la cantidad de veces que me puse esas cintas en mi reproductor-grabador Sanyo, de una sola pletina, que todavía conservo y que bien podía vender a un excelente precio como artículo vintage. Y que funciona. De aquella no había obsolescencia programada. Pues tampoco la hay en la buena música. Ni en los buenos músicos. Mike Scott y su banda siguen muy en forma. Sólo con ese talento se puede comprender que se salga indemne de un parón de 7 años, tras retomar el hilo al estilo unamuniano, como si nada. O de Fray Luis de León, para que no se mosqueen los puristas. Su última publicación, Modern Blues, mantienen el listón por todo lo alto. Fieles a su estilo pero aportando en cada tema. Con coherencia. Algo que, como que los electrodomésticos no se estropean porque sí, se echa bastante de menos.
viernes, 27 de marzo de 2015
Celestina celestial
Me corroe la rabia cuando no encuentro palabras para expresar todo lo que siento, cuando para transmitir la perfección sólo se me atropellan en la punta de los dedos un cúmulo de tópicos torpes que únicamente declamados por ella tendrían valor, rozarían muy de lejos la belleza integral, tan cautivadora como para conseguir que te enamores locamente de una puta vieja casamentera. Hay personajes que andan errantes entre renglones hasta que se hacen carne real. Y son pacientes. No les importa esperar. Cinco siglos ha tardado la Celestina hasta que ha decidido corporeizarse, sacrificar su inmortalidad para vivir de verdad. Cinco siglos y una actualización tan magistral que Fernando de Rojas, o quien fuera que ingenió la Tragicomedia de Calisto y Melibea, la volvería a suscribir como propia. Y cómoda en su cuerpo encontrado, exultante, derrocha energía, con la fuerza vital del recién nacido y el poso empírico de cada aliento, de cada tabla, de cada aplauso, de cada pena. Es Charo López. Celestina. Es ella.
Ojos de Agua, producida por Galo Film, Ron Lalá, Elimia Yagüe Producciones y SEDA, con Charo López, Fran García (espíritu de Pármeno) y Antonio Trapote (músico), se representa en la sala pequeña del Teatro Español
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