viernes, 10 de diciembre de 2010

La ópera como preludio de la Revolución


Compuesta hace algo más de dos siglos, y ambientada en esa época, Las bodas de Fígaro es una de las mejores óperas -bufa- de Wolfgang Amadeus Mozart. Ambientada en Sevilla, con libreto (en italiano) de Lorenzo da Ponte… y ya vale de datos enciclopédicos. Llama más la atención el tema con el que arranca la obra: el derecho de pernada. ¡Hala! ¡Con alegría! Que nada, que el conde quería beneficiarse a la doncella Susanna antes de que desposara con Fígaro. No me extraña que en su momento la obra no encontrara patrocinio. Vamos, que no fue de encargo. Pero sólo su ingenio descarado le podía llevar a hacer cosas así. Le gustaba la provocación. Lámeme el culo fue otra de sus composiciones. Algo que contrasta con su carácter religioso. No en vano, era católico nacido en el Sacro Imperio Romano Germánico. En realidad, sufría el clásico tira y afloja constante. Cosas de la moral y la vida mundana. Pero a lo que iba. Esa aventura musical, de todas maneras, fue todo un éxito en su estreno. Sin embargo, la polémica por su contenido político obligó a los autores de Las bodas de Fígaro a retirar algunas partes del texto para superar la censura. La lucha de clases que reflejaba estaba provocando en Francia alguna tensión añadida a la hermana del emperador José II, María Antonieta. De todas maneras, la alegría le duró 3 años. La revolución estaba al caer.

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