viernes, 10 de diciembre de 2010

El Plan Ch

Para extender la revolución (comunista, maoísta u otra del estilo) hay dos vías: mandar al Che a Angola… o comprar África. Los chinos han aplicado esta segunda vía. Jarabe que están recetando para todo. Eso de “si no puedes con tu enemigo únete a él” pero llevado a la siempre sabia colección de axiomas tan clásicos del lejano Oriente. No sé si habrá un proverbio chino al uso -seguro que sí- para aplicar a esta forma de moverse. Pero qué mejor manera que sostener un régimen apoyándose en la teoría económica totalmente contraria. Por ejemplo. Con mi producción barata inundo el mercado con mercancía sin competencia. La calidad es lo de menos en muchos casos, pero el consumidor se pirra por mis productos sencillos y a buen precio. Los empresarios, ni te cuento. Dinero rápido. Da igual los gastos de exportación (gastos medioambientales, claro, que no ‘económicos’). Primer torpedo, a la línea de flotación: a la industria occidental que apenas puede competir. Segundo torpedo, con ese dinero que estoy acumulando, a los propios Estados. Compro su deuda (en el mercado capitalista) y siempre gano: bien con intereses de una forma, los bancarios, o de intereses de otra. Pues eso mismo está llevando a cabo en África. Lo que yo llamo ‘el Plan Ch’. El continente, estrujado por el hombre blanco durante siglos, tiene todavía mucho que decir. Por lo menos, cuenta con materias primas. Pero lejos del paternalismo occidental y su estilo colonialista clásico, los chinos han llegado como hormiguitas. Trabajan mucho y vienen con pasta. Financian infraestructuras y las ejecutan. Y de qué pie cojee el gobierno de turno le da exactamente igual. De esta forma, China ya es un socio prioritario de 48 de los 53 países africanos. Y todos encantados de haberse conocido. Gran análisis -y profundo- de Serge Michel y Michel Beuret; una patada en la tripa a ‘los países ricos’, a su conciencia, a sus negocios menos limpios y, por añadidura, a la propia China y sus métodos. Y unas fotografías reportajes por sí solas del premiado Paolo Woods. África se merece mucho más que la limosna de la ayuda al desarrollo. Por más o menos peso que suponga para nuestro endiosado PIB.

China en África está editado por Alianza Editorial

La ópera como preludio de la Revolución


Compuesta hace algo más de dos siglos, y ambientada en esa época, Las bodas de Fígaro es una de las mejores óperas -bufa- de Wolfgang Amadeus Mozart. Ambientada en Sevilla, con libreto (en italiano) de Lorenzo da Ponte… y ya vale de datos enciclopédicos. Llama más la atención el tema con el que arranca la obra: el derecho de pernada. ¡Hala! ¡Con alegría! Que nada, que el conde quería beneficiarse a la doncella Susanna antes de que desposara con Fígaro. No me extraña que en su momento la obra no encontrara patrocinio. Vamos, que no fue de encargo. Pero sólo su ingenio descarado le podía llevar a hacer cosas así. Le gustaba la provocación. Lámeme el culo fue otra de sus composiciones. Algo que contrasta con su carácter religioso. No en vano, era católico nacido en el Sacro Imperio Romano Germánico. En realidad, sufría el clásico tira y afloja constante. Cosas de la moral y la vida mundana. Pero a lo que iba. Esa aventura musical, de todas maneras, fue todo un éxito en su estreno. Sin embargo, la polémica por su contenido político obligó a los autores de Las bodas de Fígaro a retirar algunas partes del texto para superar la censura. La lucha de clases que reflejaba estaba provocando en Francia alguna tensión añadida a la hermana del emperador José II, María Antonieta. De todas maneras, la alegría le duró 3 años. La revolución estaba al caer.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Conceptografías

Un día, Chema Lizarralde cambió las palabras por las imágenes. Optó por el flash y el silencio. Pero se equivocó. Sus fotografías, sus conceptografías diría yo mejor, hablan mucho. No sé si habrán superado su forma de unir, de pegar, de hilvanar vocablos y letras. Pero consigue trasladarte de un vistazo al universo que elijas. Él propone. Tú dispones. Capaz de transformar una estampa anodina, nimia, fútil, inane en un discurso intenso. O, al menos, en un guiño. Y por eso, sólo por eso merece la pena.
chemaversusmundo.blogspot.com es su exposición universal y en constante evolución.